La ruta vuelve a quedar en un segundo plano, da gusto compartir dos días con los Morcueranos, hemos reído, bebido, cantado, comido, reído… si ya sé que ya lo he dicho…comido, bebido… e incluso hemos dado pedales y sudado un poco puesto que hemos pasado del crudo invierno a una primavera veraniega.
Tras
nuestra llegada al cuartel general por una carretera muy bonita con
espectaculares vistas y después de comer como unos señores, algunos deciden ir
a Castro en bici a por los dorsales, otros decidimos ir en coche, en mi caso lo
tenía muy claro tras estar dos semanas tocado de la rodilla y calcular que el
paseo era de unos 60 kms. Había que reservar.
De
esa manera nos da más tiempo para pasear por la playa y hacer un poco de
turismo. Recogido los dorsales nos tomamos unas cervecitas (los que han ido en
bici tienen que salir echando leches para que no les pille la noche… jijiji). Ahí
Aitor esta avispao y decide que se queda con nosotros.Cuando nos disponemos a volver olemos a pincho moruno y cuál es nuestra sorpresa cuando al entrar al bar vemos que son del Atleti!
El día
es espectacular y por primera vez en el año saldré de corto. Los manguitos me
duran un plis. Que calor!
La salida neutralizada me pareció algo lenta, muchos quieren ir tras el coche y se forma una buena montonera que hace a los primeros kms algo peligrosos por los frenazos.
Ascenderemos tres puertos, el primero no se hará de esperar y aquí ya se estira el pelotón. Este es el alto de Candina que es el más suave de los tres e incluso no sé si llega a la categoría de puerto…, después tenemos el alto de Seña, este si es un puerto, no es que sea duro pero sí que es disfrutón.
Desde la bajada de este segundo al último y más duro de la jornada tendremos un terreno muy guapo y el avituallamiento el cual dejo mucho que desear, mal organizado y les faltaba ¡agua! al poco de llegar nosotros y quedaba la mitad de la gente por pasar… Luego en La Escrita estaban dando agua.
Tampoco puedo decir que el puerto de La Escrita sea duro, es un puerto de ritmo, de unos 7 kms, el más duro del día, pero nada comparado con lo que solemos hacer por la sierra madrileña.
Eso sí, aquí a mitad del mismo puse un ritmo muy bueno y disfrute subiéndolo muchísimo.
La
bajada es rápida y nos quedaran unos cuantos kms con el terreno ya favorable
para ir en grupo y cruzar la meta de la mano.
Cervecitas
de celebración y a comer… madre como comimos! y vuelta a Madrid… después de un
fin de semana espectacular compartido con fantásticos amigos.
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